America Latina Unida

Mi selecciòn de temas vinculados a Argentina y a la Patria Grande.

Crónica de una muerte anunciada – Bernardo Kliksberg *


Los últimos estimados de The Economist para Europa son sombríos. El Producto Bruto de la Euroárea caerá en el 2012 en un 0,5 por ciento. El de los países que están aplicando a fondo la receta ortodoxa, aún mucho más. La economía de Grecia caerá un 6,1 por ciento. Con ello sumará más de un 25 por ciento de caída del Producto Bruto desde que recibió los préstamos con condicionalidades. La de España descenderá un 1,7 por ciento. La de Italia, un 2,2 por ciento. La de Gran Bretaña, un 0,3 por ciento. También descenderá, según otras fuentes, el de Portugal, en un 3 por ciento.

Ninguno de los beneficios supuestos de la receta, que plantea, entre otros aspectos, reducciones drásticas del presupuesto público, achicamiento especial dentro de él de educación, salud, programas sociales, despido masivo de funcionarios, aumento de impuestos como el IVA, que afecta especialmente a los sectores de menores ingresos, se está cumpliendo.

Ni bajan las tasas de interés muy elevadas o usurarias que están pagando los países que han recibido los préstamos, ni mejoran sus niveles de endeudamiento, ni hay señales de que podrán salir de la recesión en que están hundidos.

En cambio sí son muy concretos los daños en los indicadores que más les importan a sus habitantes. La desocupación en la Eurozona es la más alta en décadas, 11,3 por ciento. En el último año se destruyeron dos millones de puestos de trabajo. En Grecia creció del 16,8 por ciento en mayo de 2011 a 24 por ciento en septiembre de 2012. En España pasó del 21,17 al 25,1 por ciento. En Portugal alcanzó el máximo nivel histórico, 15,7 por ciento. En Italia es el 10,7 por ciento. En países como Grecia y España la desocupación juvenil supera el 50 por ciento.

Los efectos sociales de ajustar cada vez más en tiempos de recesión severa, y recortar al mismo tiempo los servicios sociales básicos, son demoledores.

El New York Times describe en una nota de tapa (25/9/2012) el cuadro de miles de españoles, muchos ex clase media, revisando los tachos de basura para poder alimentarse. Entrevista a una mujer de 33 años, con aspecto de empleada, que refleja muchos cuadros similares. Está revisando la basura, para conseguir su próxima comida. Encontró una decena de papas viejas y las recogió. Narra al periódico “que trabajaba en una oficina postal, pero se quedó sin empleo y su seguro de desempleo se terminó”. Dice que “cuando uno no tiene suficiente dinero, esto es lo que es”. El diario relata que en Madrid, cuando un supermercado estaba por cerrar en el distrito de Vallecas, una pequeña multitud estaba esperando que pusieran afuera los tachos de basura.

Informa Cáritas que en el 2007 prestaba apoyo a 370.000 personas. Hoy son más de un millón. Reporta que las personas sin ingresos pasaron de un 26 por ciento en el 2008 a un 33 por ciento en el 2011. No sólo hay más pobres, sino que tienen menos que antes. La pobreza se está convirtiendo asimismo en crónica. Un 44 por ciento de las personas que atiende llevan tres o más años pidiendo ayuda, porque no hay manera de conseguir empleo. Dice el coordinador de estudios de la institución sobre las perspectivas: “Hay indicios de que el modelo de protección social no volverá a ser el mismo… no creo que los decretos que se están aprobando se echen atrás pasado un tiempo. Y las relaciones familiares cuando se rompen tampoco es fácil recuperarlas”.

Los inmigrantes están en la peor situación. El 56 por ciento está por debajo de la línea de pobreza. La estrategia para sobrevivir es en primer lugar recurrir a la familia. Muchas parejas jóvenes se van a vivir con sus padres o abuelos porque tienen una pensión modesta. Y todos viven de ella, con enormes sacrificios. Se intenta buscar algún trabajo en empleos informales, y finalmente se recurre a organizaciones como Cáritas, Bancos de Alimentos, reparto de ropa. Muchos de los que piden alimentos en los Bancos de Alimentos van a otros barrios de la ciudad, para que no los pueda ver ningún conocido.

Entre otras promesas no cumplidas, el gobierno había anunciado antes de las elecciones que no iba a aumentar el IVA. Lo subió de un 18 a un 21 por ciento.

Una manifestante, Montse Fernández (El País, 29/10/12), explica por qué con muchos otros salió a la calle a protestar: “Quién es el presidente para juzgarme por asistir a una manifestación. Yo soy una ciudadana de bien, madre trabajadora, pago mis impuestos y me manifiesto porque me preocupa mi país… Nos ha costado muchas décadas conseguir los derechos sociales que teníamos y no vamos a presenciar cómo se disipa todo sin protestar”.

En Grecia, donde crecen la desesperación y los suicidios, el gobierno prepara otro ajuste, el tercero en tres años, con recorte de salarios y pensiones, para obtener un nuevo préstamo. Las organizaciones sociales llevaron a cabo una huelga general, y una multitud manifestó en las calles. Una profesora de secundaria señala: “Nos bajaron el sueldo a una tercera parte… Los acreedores quieren empobrecernos totalmente y comprar barato los activos del Estado”.

En Portugal el primer ministro anunció, después de fuertes ajustes anteriores, que iba a bajar la contribución de los empleadores al seguro social y lo iba a financiar con un aumento de la contribución de los trabajadores de un 7 por ciento. The Economist (22/9/12) dice que “consiguió el remarcable logro de unir no sólo a la oposición, sino a los sindicatos, empresarios y economistas, contra su intolerable plan”. Un millón de personas salieron a la calle a protestar. El lema fue muy claro: “Al diablo con la troika (los inspectores del ajuste del FMI, la Comisión Europea, y el Banco Europeo), queremos nuestras vidas”.

En economía hay muchas incertidumbres, pero una de las cosas que hoy se saben después de experiencias como las de Argentina y México en los ’90 y Europa actualmente es cuáles son los efectos de los ajustes ortodoxos. Son, parafraseando a García Márquez, la “Crónica de una muerte anunciada”.

Hay otras vías. Las mostró la solidez económica del modelo nórdico en la misma Europa. Asimismo, los resultados obtenidos por países como Argentina, Brasil y Uruguay al generar cambios de fondo en el poder económico, reconstruir el Estado, potenciar la producción nacional, multiplicar la inversión en educación, salud, ciencia y tecnología y procurar la inclusión social universal.

La ortodoxia sigue perdiendo terreno intelectualmente. Una encuesta entre economistas líderes en USA de la Escuela de Gerencia de la Universidad de Chicago encontró que sólo el 4 por ciento pensaba que los estímulos de Obama no habían ayudado a reducir el desempleo.

La propuesta ortodoxa es ante todo mala economía. Produce efectos letales. Sin embargo, beneficia a sectores, particularmente financieros, del uno por ciento que hoy es el dueño de nada menos que el 43 por ciento del Producto Bruto mundial y que necesita un relato de la economía que lo legitime y proteja sus intereses.

* Gran maestro de la Universidad de Buenos Aires.
Página 12

03/10/2012 Posted by | Economía, Educación, General, Política Argentina, Politica Internacional, Politica Latinoamerica, Reflexiones, Sociedad y Cultura, Uncategorized | , , , , , , , , , , , , , , | Deja un comentario

Con el plan expuesto para Iraq, Obama se decanta por el militarismo estadounidense


03-03-2009

irak-y-la-guerra

Patrick Martin

World Socialist Web Site

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Al ampliar otros dieciocho meses la ocupación estadounidense a gran escala de Iraq, y al acceder al calendario ya adoptado por la administración Bush de finales de 2011 para una retirada tentativa, el Presidente Barack Obama ha hecho algo más que traicionar las esperanzas de los millones de votantes antibelicistas que apoyaron su candidatura en 2008.

Ha identificado completamente a la entrante administración del Partido Demócrata con los fraudulentos argumentos empleados por la Casa Blanca de Bush para justificar la guerra en curso en Iraq, tras sus afirmaciones iniciales de que había quedado probado que las “armas de destrucción masiva” y los vínculos entre Iraq y los ataques de terroristas del 11-S no eran más que una sarta de mentiras.

El discurso de Obama a los cientos de marines en el Campo Lejeune fue un esfuerzo por legitimar la conquista y ocupación estadounidense de Iraq y presentar al ejército estadounidense como un instrumento de liberación en vez de como un ejército para la opresión y la guerra imperialista.

Aun que el candidato Obama describió la guerra de Iraq como “una guerra que nunca debió autorizarse y nunca debió emprenderse”, el Presidente Obama hizo una lectura muy diferente. “Habéis luchado contra la tiranía y el desorden”, dijo a las tropas reunidas. “Habéis perdido la sangre de vuestros mejores amigos y la de iraquíes desconocidos. Y habéis soportado una carga enorme por vuestros ciudadanos mientras abríais una preciosa oportunidad para el pueblo de Iraq”.

Nadie hubiera deducido de esa efusiva descripción que los principales efectos de la intervención estadounidense sobre los “iraquíes desconocidos” han sido muerte, mutilación y desplazamiento. Alrededor de un millón de personas han muerto desde la invasión estadounidense en marzo de 2003, incluidos los cientos de miles de asesinados por las bombas, misiles y proyectiles estadounidenses lanzados contra barriadas civiles. Civiles iraquíes sin cuento murieron asesinados en los controles de EEUU por el único crimen de no reducir la velocidad de sus coches lo suficientemente deprisa.

En cuanto a la “preciosa oportunidad” supuestamente ofrecida al pueblo de Iraq, se reduce al derecho a votar a partidos y políticos patrocinados por el régimen de la ocupación estadounidense para presidir una sociedad que ha sido virtualmente destruida.

Casi seis años después de la conquista estadounidense, Iraq sigue sin tener agua corriente, ni electricidad, ni un sistema adecuado de alcantarillado ni otras necesidades básicas de la vida moderna; se estima que el desempleo afecta al 50% de la población adulta; hay alrededor de cuatro millones de refugiados en exilio interno o externo; y la mayoría de las ciudades iraquíes están divididas en barriadas en función de la etnia y la religión separadas por muros de hormigón y puntos de control.

Obama no reconoció, y mucho menos repudió, el motivo real de la carnicería del ejército estadounidense: la inmensa riqueza petrolífera de Iraq y su posición estratégica en el centro del Oriente Medio. Ese silencio sólo demuestra que el nuevo presidente comparte el objetivo fundamental de su predecesor: afianzar el control del imperialismo estadounidense sobre Oriente Medio y Asia Central, fuentes de la mayor parte de los suministros de gas y petróleo mundiales.

Este hecho fue inmediatamente reconocido por los más fervientes defensores de la agresión de la administración Bush, incluyendo al Senador John McCain, el oponente republicano de Obama en la elección presidencial, otros republicanos del Congreso y la prensa más derechista. El Wall Street Journal, por ejemplo, alabó en un editorial el discurso de Obama en el Campo Lejeune, denominándolo “Obama vindica a Bush”.

El Journal expuso con entusiasmo: “El Sr. Obama pronunció un soberbio discurso, ofreciendo una política digna del Comandante en Jefe que es ahora”. Destacó “el rechazo implícito del Sr. Obama de sus propias posiciones como candidato” al estar de acuerdo en mantener un gran presencia militar estadounidense en Iraq, hasta 50.000 soldados, tras la fecha nominal de retirada de agosto de 2010, un acción que busca mantener “la ventaja estratégica” de un régimen títere estadounidense en el Golfo Pérsico.

Como Obama explicó en su discurso, una razón importante para el redespliegue de algunas fuerzas estadounidense fuera de Iraq es disponer de suficiente poder militar para confrontar tanto “el desafío de centrarse de nuevo en Afganistán y en Pakistán” como “un compromiso global estadounidense por toda la región”.

Millones de estadounidenses votaron a Obama no porque creyeran que la guerra en Iraq había sido una distracción de la búsqueda de objetivos imperialistas más amplios sino porque consideraban como un crimen la invasión no provocada y la conquista de una nación y se oponían al carácter depredador global de la política exterior estadounidense.

Sus voces no han tenido ni el más ligero impacto en la formulación de la política en la Casa Blanca de Obama. Como los sucesos de la pasada semana demuestran, es el aparato de la inteligencia y del ejército el que tiene aquí la sartén por el mango. Obama no tomó una decisión independiente como comandante en jefe, sino que autorizó sin cuestionar en absoluto el enfoque apoyado por una facción del establishment militar contra la otra.

Según las informaciones de prensa que siguieron al discurso de Obama en Camp Lejeune, el plan de “retirada” de diecinueve meses apoyado por Obama era la opción preferida del Secretario de Defensa Robert Gates y de la Junta de Altos Jefes de Estado Mayor. Gates confirmó, en una entrevista el domingo en “Meet the Press” de la NBC, que los comandantes de campo en Iraq, encabezados por el General Raymond Odierno, preferían un calendario de veintitrés meses para la retirada, mientras que los jefes del Pentágono, preocupados por la necesidad de más tropas en Afganistán y demasiado forzados ya para meterse en otros potenciales conflictos, optaron por el calendario más corto.

Cuando llegó al poder, Obama no sustituyó a ninguno de quienes tomaron las principales decisiones militares en la administración Bush. En vez de hacerlo, ha retenido a Gates, al Almirante Michael Mullen, jefe de la Junta de Jefes del Estado Mayor, a Odierno y al General David Petraeus, jefe del Mando Central estadounidense y arquitecto del “incremento de tropas” en Iraq.

Su endoso de las doctrinas militaristas quedó de manifiesto en el propio hecho de que Obama eligiera para dar su discurso una base de la marina ante una audiencia de tropas uniformadas, en vez de un acto civil o a través de un discurso televisado desde la Casa Blanca. El efecto buscado era sugerir que en los Estados Unidos de 2009, las decisiones sobre la guerra y la paz son fundamentalmente responsabilidad del ejército y que el pueblo estadounidense queda relegado al papel de simple mirón.

Todo el proceso pone de manifiesto la erosión sufrida por la democracia estadounidense. El pueblo estadounidense no consigue con sus votos, elección tras elección, cambiar en modo alguno la política exterior y militar del gobierno. La guerra en Iraq prosigue su marcha y la guerra en Afganistán sigue su escalada, sin que nada importe el sentimiento popular.

Enlace con texto original:

http://wsws.org/articles/2009/mar2009/pers-m02.shtml

04/03/2009 Posted by | Politica Internacional, Uncategorized | , , | Deja un comentario

LA EXPLOSIÓN DEL DESEMPLEO


03-03-2009

desempleo

Ignacio Ramonet

Le Monde Diplomatique

Hay que repetirlo: la crisis aún no ha tocado fondo. Y las próximas noticias van a ser peores. Las Bolsas siguen desplomándose. Los planes de rescate fracasan uno tras otro. No impiden que las principales economías del mundo -Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, España- entren en recesión. Grandes o pequeños, los bancos se hallan en situación objetiva de quiebra. Si no se nacionaliza la banca urgentemente y en bloque, el sistema financiero occidental podría perecer.

Lo más grave es que esta nueva fase de la crisis arrastrará a algún país en su caída. Por ejemplo: Irlanda, inmersa en una grave recesión, con un sector bancario muy vapuleado y un déficit público que podría elevarse hasta el 11% del PIB. Otros países (Letonia, Estonia, Ucrania, Pakistán) podrían declararse en quiebra.

El huracán económico se ha llevado por delante una cuarta parte de la riqueza mundial. Y está provocando, en casi todo el planeta, el cierre de fábricas, la explosión del desempleo, una escalada proteccionista y la radicalización de las protestas sociales.

Causa de pobreza, de angustia y de exclusión, la lepra del desempleo se extiende. En Estados Unidos, la recesión ha destruido 3,6 millones de puestos de trabajo, a un ritmo nunca visto. La mitad durante los últimos tres meses. El total de parados ya asciende a 11,6 millones. Y firmas gigantes como Microsoft, Boeing, Caterpilar, Kodak, Pfizer, Macy’s, Starbucks, Home Depot, SprintNextel o Ford Motor planean desprenderse de 250.000 asalariados en 2009. La confianza de los consumidores se ha desplomado.

En China, la caída de las exportaciones provoca el hundimiento de la producción fabril y despidos masivos. Más de 20 millones de trabajadores venidos del campo han perdido su empleo. En la India, entre octubre y diciembre de 2008, medio millón de puestos de trabajo se destruyeron.

En Francia, una cifra resume la magnitud del seísmo: el número de horas de paro forzoso pasó de 200.000 en enero de 2008 a 13 millones en diciembre (1). Ya hay más de 2,5 millones de desempleados. Y para los menores de 25 años, el aumento de la tasa de paro alcanzó, en 2008, el 20%…

En España, durante el pasado mes de enero, el número de despidos aumentó en casi 200.000 personas; y el total de desocupados sobrepasa ya los 3.320.000. En 2009, el paro afectará a unos 850.000 trabajadores más, con lo cual la suma de parados superará los cuatro millones… Más de 827.000 hogares cuentan con todos sus miembros desempleados…
En la UE, el número de parados es de 17,5 millones, 1,6 millones más que hace un año. Y para 2009, se prevé la pérdida de 3,5 millones de empleos. En 2010, la desocupación escalará hasta el 10% de la población activa.

En Sudamérica, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2009, se registrará un aumento de 2,4 millones de desempleados. Si bien los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay), así como Venezuela, Bolivia y Ecuador, podrían capear el temporal, varios Estados centroamericanos, México y Perú, por sus lazos con la economía estadounidense, sufrirán.

El director general de la OIT, Juan Somavía, estima que el número de desempleados en el mundo (190 millones en 2008) podría incrementarse en 51 millones más a lo largo de 2009. Y recuerda que los trabajadores pobres (que ganan apenas dos euros diarios) serán 1.400 millones, o sea el 45% de la población activa mundial (2).

La brutal explosión del desempleo provoca naturalmente el retorno del nacionalismo económico. Rusia ha decidido elevar el gravamen para los coches importados y ha introducido aranceles a la carne de ave y de cerdo. Ecuador lo ha hecho para los teléfonos móviles y el material de transporte. La India ha anunciado que prohibirá durante seis meses la importación de juguetes de China. Argentina e Indonesia han creado nuevos aranceles para limitar algunas importaciones.

Grecia ha prohibido a sus bancos que socorran a las sucursales en otros países balcánicos. EEUU ha decidido apoyar a las Big Three (Chrysler, Ford, General Motors) de Detroit, pero sólo para que salven sus plantas en el país. No ayuda a las multinacionales extranjeras (Toyota, Kia, Volkswagen, Volvo) instaladas en su territorio. Francia y Suecia han anunciado que condicionarán las ayudas a sus industrias automotoras: sólo podrán beneficiarse los centros ubicados en sus respectivos países. La ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, declaró que el protectionismo podía ser «un mal necesario en tiempos de crisis». El ministro español de Industria, Miguel Sebastián, insta a «consumir productos españoles». Y en Alemania, gran país exportador, una reciente encuesta reveló que el 78% de los empresarios de PYME eran favorables a medidas protectionistas (3).

Este auge del nacionalismo económico está provocando brotes de xenofobia. En Reino Unido, uno de los países más golpeados por la crisis, con unas previsiones de reducción de la actividad del 2,8%, miles de obreros del sector de la energía, gritando la  consigna » UK jobs for British workers! » («Empleos británicos para trabajadores británicos»), se declararon en huelga contra la contratación de trabajadores portugueses e italianos en las obras de la refinería Total de Lindsey (Lincolnshire). Al mismo tiempo, en ese mismo país, cientos de miles de polacos eran «invitados» a regresar a su tierra natal. Igual en Irlanda, donde el sentimiento antipolaco crece a medida que aumenta el índice de desempleo. En Italia se está expulsando sin miramientos a los rumanos. Y en todas partes se cuestiona el derecho de residencia de los inmigrantes legalmente establecidos (léase, p. 3, el artículo de Javier de Lucas ).

En numerosos países, grandes empresarios o banqueros que reclaman a gritos -y obtienen del Estado- ayudas millonarias, se aprovechan de la crisis para despedir a mansalva y reducir costes. Una actitud que, en el actual contexto de crecimiento descontrolado del desempleo, enfurece. Por eso se multiplican las protestas sociales. Las turbulencias ya han causado la caída de los Gobiernos de Bélgica, Islandia y Letonia. Se han registrado manifestaciones en Francia, con una huelga nacional el 29 de enero, enfrentamientos violentos en Guadalupe y una nueva jornada nacional de acción prevista para el 19 de este mes. Los países más vulnerables de la UE: Hungría, Bulgaria, Grecia, Letonia, Lituania… también han registrado protestas y disturbios más o menos violentos.

Para los ciudadanos, el desempleo es una de las peores formas de represión; una demostración en carne propia de la violencia del capitalismo. Por eso la rabia. Se avecinan tiempos sombríos. El concepto de crisis no alcanza a explicar el momento que estamos viviendo. Un cambio de era. Una mutación de valores. ¿Una esperanza de justicia y de progreso?

Notas:
(1) Sami Nair, «¿Xenofobia o Europa social?», El País , Madrid, 7 de febrero de 2009.
(2) Le Monde , París, 28 de enero de 2009.
(3) Time Magazine , 4 de febrero de 2009.

http://www.monde-diplomatique.es

04/03/2009 Posted by | Politica Internacional, Uncategorized | , , , , , , , , , , , , | Deja un comentario